El universo de El Principito

Un desierto, un aviador, una avería. Un niño. ¿Un sombrero, o un elefante dentro de una serpiente? Una flor única en el universo entero.

¿De qué estoy hablando?

Se cumplen hoy setenta años de la publicación de El Principito, la obra maestra de Antoine de Saint-Exupéry, y no podíamos quedarnos en El Tiramilla sin celebrar tan señalada fecha. Y es que es ésta una de esas obras que no se olvidan jamás, que ha traspasado las barreras de lo infantil o juvenil, convirtiéndose en un clásico imprescindible para todo lector. Sus personajes, ambientaciones y frases son unos verdaderos iconos de la literatura.

¿Qué hace un niño elegantemente vestido en medio del desierto? ¿De dónde viene? ¿Cómo ha llegado aquí?

Misterio, carisma y encanto es lo que derrocha este relato del aviador francés, en el que, a través de las más ingeniosas metáforas y presentándonos una colección de personajes tremendamente variopintos, se nos hace reflexionar sobre aspectos tan humanos como el amor o el sentido de la vida. Son diversas las interpretaciones que pueden hacerse de cada uno de los pasajes de la historia, así que no me entretendré en analizarlas: lo mejor es que cojas el libro y lo descubras por ti mismo (si es que no lo has hecho ya). Te aseguro que no podrás dejarlo hasta llegar a la última página.

La imagen del Principito cuidando a su flor en el asteroide B 612, o frases como “lo esencial es invisible a los ojos” han entrado a formar parte de la cultura popular de todo el mundo.

¿Quién iba a decir a Saint-Exupéry, mientras pilotaba el avión en el que conocería la muerte sólo un año después de la publicación, que había escrito una de esas obras inmortales que, muchas décadas más tarde, seguiría editándose y vendiéndose como churros? ¿Cómo podía él imaginar que las sencillas ilustraciones que realizó para acompañar su texto iban a plasmarse en camisetas, puzzles o incluso bolsos?

Seguro que tampoco imaginó la cantidad de series de televisión y películas que se harían a partir de su obra. Me viene a la cabeza la versión musical de 1974 protagonizada por Richard Kiley, Gene Wilder y el pequeño Steven Warner. A pesar de haber sustituido a algunos de los personajes y localizaciones originales, no pierde la esencia del libro y nos ofrece unas canciones realmente divertidas con una puesta en escena encantadora, acorde a los medios de la época. ¡Y esta es solo una de tantas adaptaciones de este libro!

En definitiva, una auténtica joya que nació hace hoy setenta años. Sólo me queda decir: ¡feliz aniversario, Principito!

 

Por T. C. Ferri