La última palabra es del lector

Hoy hemos conocido el fallo del Premio "Jóvenes Lectores" 2013, organizado por La Galera, Club Kirico y CEGAL. Jordi Sierra i Fabra, nuestro Jordi, se lo ha llevado a casa con El extraordinario ingenio parlante del profesor Palermo, una obra situada en el siglo XX, que cuenta las aventuras de un ventrílocuo y su muñeco parlante. La entrega ha tenido lugar esta mañana en la Casa del Lector de Madrid, y a ella han asistido tanto el autor como los participantes del jurado: nada menos que unas cuantas docenas de chavales de la ESO.

Me gusta este premio precisamente porque define muy bien el sentido de la literatura juvenil: la última palabra la tienen los adolescentes, los lectores, más de doscientos chicos y chicas de entre 12 y 15 años que recogen el testigo de los especialistas, los licenciados, los críticos que tanto creemos saber y que tanto arriesgamos seleccionando lo que deben leer. Y ojo, si pensara que esta labor de selección profesional no arrastra más aciertos que errores desde luego no estaría aquí (de hecho, para este premio hay un jurado profesional que previamente selecciona cuatro obras), pero ¿no es fantástico que por una vez sean ellos, los adolescentes, quienes decidan definitivamente lo que les gusta? Porque nosotros, los que nos dedicamos a recomendar, deberíamos tener muy presente algo: hasta las obras más infumables pueden gustar, y de hecho normalmente lo hacen, aunque sólo sea para darnos en la boca a los que la tenemos tan grande. Lo cual no quiere decir que el adolescente sea estúpido; al contrario, probablemente haya sabido encontrar la magia donde al anticuado profesor la razón no le ha permitido, donde el angustiado padre se echó las manos a la cabeza, donde el aburrido lector de la editorial bostezó con ganas, donde el ducho librero levantó la ceja y donde el crítico literario cerró el volumen y se dispuso a elaborar una reseña de las que pican. Ahí, amigos, seguro que estaba la magia, y no la supimos ver. Porque, como decía, nuestra labor nos lleva a más aciertos que errores, pero los errores están ahí, y pueden darse en cualquier momento, con cualquier lectura. Por eso soy de los que piensan que, cuando nos encomendamos a la valoración literaria, independientemente del tono que empleemos, de lo mosqueados o hastiados que nos encontremos, debemos hacerlo con la mente abierta, conscientes de que no tenemos la verdad. Que cuando escribamos cosas como "este libro sólo sirve para calzar una mesa" (que podemos hacerlo, lamentablemente), en realidad estemos pensando en algo más humilde, más sano, que quizá no expresemos para no convertir nuestros textos en una eterna disculpa.

El extraordinario ingenio parlante del profesor Palermo será publicada en febrero y está llamada a convertirse en una de mis primeras lecturas del año. Os dejo con su argumento:

A principios del siglo XX un huérfano asiste a un espectáculo impresionante: un mago ventrílocuo hace hablar y moverse a un muñeco metálico. Pero el niño sospecha que con la magia no hay suficiente para explicar este espectáculo extraordinario. Y así, entrando en contacto con el Profesor Palermo, el mago, vivirá la mejor aventura que un joven se puede imaginar: ser espectador pivilegiado de la historia de un siglo entero. Pero tendrá que pagar un precio muy alto... El espectáculo del Profesor Palermo y su muñeco metálico parlante cautivó a miles de personas en el balbuceante inicio del siglo XX. Un halo de misterio envolvía al mago y a la criatura. Una protección que sólo un niño pudo traspasar. Acompáñale y conviértete, también, en un espectador privilegiado de esta historia.

Por Óscar Luis Mencía