La rama de los clásicos "mashup"

En un mundo donde todo se mueve a velocidad de vértigo y los contenidos que hoy son importantes mañana dejan de serlo... ¿cómo acercar el universo de Julio Verne o Emilio Salgari a jóvenes que viven en una sociedad altamente tecnificada? Sus largas descripciones, muy propias del siglo XIX, resultan pesadas cuando la tendencia es la lectura de textos cortos en la pantalla de cualquier dispositivo. A esto hay que sumar el profundo desconocimiento que el adolescente promedio tiene sobre escritores juveniles clásicos. También los cuentos tradicionales recuperados por Perrault o los hermanos Grimm han visto suavizada la crueldad de muchos de sus argumentos, así como la crítica social subyacente. Por eso la adaptación de clásicos a los nuevos tiempos se ha consolidado como alternativa.

Vampiros, zombis y androides 

Pero... ¿qué pasaría si, en lugar de adaptarlos nos atreviéramos a meterle mano a su argumento? Esto fue lo que hizo Seth Grahame-Smith en Orgullo y prejuicio y zombis, iniciando así un nuevo género, una nueva rama de la literatura. Se trata del mashup (literalmente “machacar” o “hacer papilla”), literatura de ficción que funde una obra ya existente (un clásico) con otros géneros más populares como la literatura de vampiros o la de muertos vivientes. Como casi todo últimamente, el concepto procede de la informática y se basa en la combinación de dos fuentes de datos para crear un producto nuevo. El experimento traslada la historia de amor de Elizabeth Bennet y Mr. Darcy a una Inglaterra victoriana infectada por una plaga zombi, y su aire feminista se acentúa al convertir a la protagonista en una experta guerrera ninja. Su éxito fue tal que durante meses figuró entre los más vendidos en la lista del New York Times y en Amazon. Tras “hacer puré” la novela de Jane Austen, Grandes Esperanzas (Dickens), El Gran Gatsby (Scott-Fitzgerald) Mujercitas (L. May Alcott) o Romeo y Julieta (Shakespeare) han seguido el mismo camino.

No se trata de parodiar la obra original como ocurrió con Bored of the Rings en lugar de Lord of the Rings / El Señor de los Anillos, donde Legolas, por ejemplo, se transforma en Legolam (es decir, "Leg of Lamb", pata de cordero); ni de crear historias paralelas como sucede en Wicked, memorias de una bruja mala, precuela que narra la historia de Elphaba, la niña de piel verde y mordisco de tiburón condenada a convertirse en la despiadada Bruja del Oeste en El Maravilloso Mago de Oz. El texto original es escrupulosamente respetado (ahí es donde radica el reto), pero se introducen las características de un género completamente diferente. Para rizar el rizo, la tendencia actual del género es combinar dos clásicos de diferente época y observar cuál es el resultado. Si al náufrago más famoso de la historia le damos un toque del terror de H. P. Lovecraft y algo de las leyendas populares sobre hombres lobo, tenemos Robinson Crusoe (Las misteriosas aventuras del Licántropo). Otra de estas “desviaciones literarias” la encontramos en la superposición de hechos fantásticos sobre hechos y personajes reales, como hace de nuevo Grahame-Smith al convertir a Abraham Lincoln en un cazador de vampiros.

Autores y crítica

Puesto que no es un trabajo de adaptación sino de creación, el nombre de los autores de estas “gamberradas” figura junto a los de la obra original “machacada”. De hecho, en Sentido y sensibilidad y monstruos marinos Ben H. Winters aparece, orgulloso, junto a Jane Austen. La primera editorial que se lanzó a la arena publicando estos “engendros” fue Quirkbooks, un original sello de San Francisco (Estados Unidos). Para ello creó la colección Clásicos Quirk, demostrando que existe otra forma de abordar las grandes obras de la literatura universal. Grandes editoriales como Harper han seguido su ejemplo.

Pero una de estas “gamberradas” ha levantado ampollas. Se trata de Anna Karenina, considerada la mejor novela de todos los tiempos, en su versión distópica Android Karenina. Mientras los críticos más puristas y ortodoxos, horrorizados, la tachan de intento puramente comercial que daña la imagen del clásico, otros han sido más comprensivos y la han descrito como “aterradora, excitante y muy disfrutable” (Library Journal) o incluso han afirmado que “el steampunk y Tolstói se llevan muy bien” (Den of Geek).

Los clásicos son eternos, pero... ¿no podemos pensar que, tras leer la versión mashup, esta puede llevar a algunos lectores a la novela original?

Desde aquí podéis echar un vistazo a una larga lista de clásicos mashup.