Oliver Twist

Aprovechando que este año es el bicentenario del nacimiento de Charles Dickens, resulta oportuno hablar de una de sus más célebres novelas: Oliver Twist, las desventuras de un niño pequeño en el Londres del siglo XIX.

Hay historias que te indignan, te enfurecen y te provocan deseos de cambiar el mundo. Muchas de esas historias tienen como protagonistas a niños, seres pequeños e indefensos en un mundo de adultos. Éste es el relato de la vida de Oliver Twist, cuya tragedia empieza nada más nacer, cuando su madre muere en el parto. Al no dejar ninguna información sobre el padre, la pobre criatura se queda sola en el mundo, por lo que acaba creciendo en un horrible hospicio donde niños como él apenas sobreviven. Su auténtica aventura empieza cuando huye para probar fortuna en Londres. Allí conocerá a los mayores maleantes, algunos de buen corazón y otros a cada cual peor.

Oliver Twist no es una lectura ligera, sino densa, dramática, cruel y profunda. Reúne las características más comunes en los escritos del autor: la crítica social y la esperanza en el ser humano. El ritmo absorbente con el que narra Dickens conduce sin descanso a un final perfectamente elaborado que no deja cabos sueltos. Todo esto logra que la historia te llegue, te emocione, te haga enfadar y te mantenga en tensión. Por otra parte, la ironía que utiliza Dickens para enfatizar la denuncia hacia todos los estamentos y profesiones que van apareciendo en la historia, permite aligerar y compensar las descripciones y pasajes más reflexivos que ralentizan la lectura.

Oliver es un buen chico; es amable, valiente e ingenuo. Es imposible no encariñarse con él, y desear salvarle del ambiente en el que está inmerso y de las malas personas con las que se cruza. Es un personaje con matices, bien construido. Sin embargo, los demás tienen poco trasfondo y resultan algo planos: están los buenos, personas maravillosas y atractivas; y están los malos, que son crueles, despiadados y, para rematar, feos; todos actúan según lo que se espera de ellos, no sorprenden. Esta visión simplista del elenco puede ser el talón de Aquiles de la obra.

A pesar de este pequeño detalle, Oliver Twist es uno de esos clásicos que todo lector debería probar una vez sea lo suficientemente maduro como para afrontar la densidad y dureza de su historia. Es una llamada de atención para que abramos los ojos; una llamada de atención muy oportuna dados estos tiempos de crisis. Más allá del puro entretenimiento, este libro ofrece una profunda reflexión que cala hondo en el lector.