La eterna espera

Somos muchos, y han sido muchos, los que hemos querido publicar nuestro primer libro. ¡Todo autor ha pasado por ahí antes que vosotros! Es un camino duro, descorazonador a veces, pero que te abre las puertas a desafiarte y redescubrirte a ti mismo. Y un día, la lucha tiene sus frutos.

Publicar un primer libro no es fácil. El sector editorial, como ya te habrán dicho, está en crisis, sobresaturado, influido por las modas y mil cosas más. Pero si crees que tu obra es buena, no te rindas antes de tiempo y dedícale el mismo esfuerzo a intentar moverla que el que has puesto en escribirla. ¡Pero disfruta por el camino! Si no el camino será amargo y tendrás ganas de dejarlo.

Sobre todo, usa la cabeza. Estudia las editoriales existentes, paséate por las librerías, asegúrate de cuáles son las que publican el género que engloba a tu obra y haz una lista. Luego intenta averiguar cuáles son las pautas que tienen esas editoriales para recibir originales y cíñete a ellas.

A veces se acaba considerando al editor como un enemigo que trata de ponernos trabas. ¡Pero nada más equivocado! El editor es una persona enamorada de la literatura, como tú, que trata de lidiar con todo lo que le llega. Por ello debes facilitarle el trabajo en todo lo posible, de forma que nada más ver tu obra, clara, bien presentada, siguiendo los patrones que busca, la vea con buenos ojos.

Hay quien ha apostado por publicarse su propio libro. Muchos se conforman con eso, o lo utilizan como una catapulta hacia el estrellato. No son pocos lo autores que habiendo empezado con la autopublicación, han tenido tanto éxito que alguna editorial ha acabado por ponerse en contacto con ellos. Y con tantos medios como hay ahora es una opción muy viable.

Otra opción que tienes es la de presentarte a un concurso. Los hay a montones y seguro que hay alguno apropiado para tu obra, incluso si eres menor de edad. Eso sí, tienes que tener en cuenta que a los concursos se presentan muchísimas personas. Y que si no está destinado específicamente para autores noveles, competirás con escritores conocidos y de gran renombre. Pero de nuevo no debes desfallecer, porque muchos de estos concursos funcionan bajo seudónimo, de forma que tu obra tiene las mismas posibilidades que las demás. ¿Y si no ganas? No pasa nada, al menos sabes que alguien se ha leído tu obra, y es posible que igualmente te la quieran publicar.

Luego viene la espera. Muchas veces pasan meses hasta saber el veredicto de un premio o hasta que se ponen en contacto contigo desde la editorial. Es posible que nunca lo hagan. La espera, en esto casos, se hace ardua y parece que el tiempo no pasa. Aquí es cuando tienes que hacer un ejercicio personal de aprender a sobrellevar la tensión y olvidarte de esa respuesta que no llega. Un día, cuando menos te lo esperes, sabrás alguna cosa. Y si ésta no llega, pues a olvidarse y avanzar.

Si la editorial no te responde, o no ganas el premio, o te comentan que tu obra no entra dentro de sus planes editoriales, no significa que tu obra no sea buena. O que no valga la pena publicarla. Simplemente es posible que no hayas dado con la editorial acertada. Han sido muchos, muchísimos los autores que han recibido muchas negativas antes de ver su obra publicada.

¿Y si con la primera no consigues nada? ¡Ve a por la segunda! Son incontables los escritores que no han visto editada su primera novela, sino que han tenido que esperar a la segunda, la tercera, la cuarta o la vigésima. Escribe tantas como quieras, lo importante es que disfrutes en el proceso, que lo hagas porque quieres, porque lo necesitas, porque es una forma de expresarte y disfrutar de la vida.

Todo lo demás, llegará con el tiempo. Lo importante es que lo intentes y que luches como hemos hecho muchos de nosotros. Aunque a veces parezca que no vas a ganar la guerra, aunque te sientas desfallecer.

No es un camino fácil el que has tomado, pero es un camino emocionante y valiente que tú y solo tú, como el héroe de cualquier historia, podrás caminar. Siéntete orgulloso, porque el esfuerzo vale la pena; y un día, ese día que luego no olvidarás nunca, está quizás por llegar.

Así que sigue escribiendo, explicando tus historias. Y no te rindas. Jamás.