La enfermedad de Curley

Mientras Marianne Curley estaba terminando de escribir La llave (Los guardianes del tiempo, 3), cayó muy enferma. Los médicos le diagnosticaron mielofibrosis, un peligroso trastorno de la médula ósea en el que nuestro organismo reemplaza gradualmente nuestra médula por tejido fibroso. Marianne tuvo que enfrentarse a un difícil trasplante de médula al que le siguió una durísima rehabilitación, y por si esto no hubiera sido bastante, la autora sufrió una desafortunada caída tan sólo unas pocas semanas después de la operación, en la que se fracturó tres vértebras. Por culpa de esa aparatosa caída tendrá que cargar el resto de su vida con una lesión de espalda que conlleva una movilidad reducida. A pesar de todo, Curley dice sentirse una mujer agradecida, ya que contó con el apoyo de su familia y amigos, y su propia hermana fue la donante de las células necesarias para el trasplante. Sin ninguna duda, afirma haber aprendido mucho de todo aquello. La autora ha escrito ya dos nuevos libros que están pendientes de ser editados. El primero de ellos, Cadenas, se aleja de lo que hasta ahora conocemos de ella, contando la historia de dos jóvenes que pierden a su madre y cómo esto les afecta. Desde luego, una historia basada en lo aprendido de su experiencia a la hora de enfrentarse a su complicada enfermedad y la pérdida, con la que consigue demostrar aún más, si es posible, que es mucho más que una gran escritora. El segundo libro, La marca del faraón, vuelve de nuevo a la línea fantástica sobre la que tanto disfruta escribiendo. Desde aquí sólo nos queda darle todo nuestro apoyo difundiendo su historia de fuerza, coraje y valía y, por supuesto, desearle lo mejor mientras esperamos a que sus nuevos libros, que seguro serán un éxito, lleguen hasta nuestras librerías.