Reyes de la basura

Reyes de la basura es un buen libro. Comparte esencia con la novela adulta ¿Quiere ser millonario?, de Vikas Swarup (Anagrama), pero no por ello es menos original y duro en su mensaje. La originalidad, ese valor en peligro de extinción por culpa de quienes se empeñan en contar algo nuevo en lugar de innovar en la forma y quienes directamente no se plantean ni el qué cuento ni el cómo lo cuento, se yergue como el factor literario más relevante de la obra que nos ocupa, y lo hace dotando a las piezas del puzle de una singularidad que me veo en la obligación de señalar. Para empezar, los personajes son los narradores. La historia se presenta desde un principio como una recopilación de testimonios y perspectivas que se complementan entre sí y que, más allá del desgrane paulatino de los hechos que tuvieron lugar, brindan una oportunidad de oro a los personajes para absorber la empatía del lector, porque cabe advertir de que tanto la trama detectivesca como el espíritu delator en esta novela adquieren el cariz más llamativo en detrimento de las emociones, el sentimiento, recurso que deja menos a la imaginación y te indica qué es lo que debes sentir en cada momento. No, eso no ocurre en Reyes de la basura, porque su finalidad es la de mostrar una realidad cuanto menos preocupante para que sea el lector quien decida qué sentir o pensar al término de la lectura. Estos personajes, que se dirigen continuamente al lector con claridad y optimismo, logran sin demasiado esfuerzo captar nuestra atención e invitan a la reflexión del adolescente de la forma más inteligente posible: con una aventura que engancha y un lenguaje adecuado que se adapta en todo momento al que toma la palabra, si bien en un par de ocasiones las plumas de Rafael y Gardo se acercan y asemejan peligrosamente, lo que no es óbice para que yo, aquí y ahora, afirme que estamos ante una buena obra que como mínimo descubrirá algunas cosas al joven lector (también al adulto, pero estamos en un diario de literatura para jóvenes).


Corrupción, misterio, aventura y mensaje es lo que nos ofrece la historia de Rafael, Gardo y Rata, tres muchachos que, pese a no haber tenido una vida fácil, demuestran que nunca existen suficientes motivos para dejar a un lado la compasión. Una novela brillante para el disfrute y el recuerdo. Y para plantearnos un examen de conciencia, por supuesto, que nunca viene mal.


Por Óscar Luis Mencía