Las adaptaciones de Las dos Carlotas, de Erich Kästner

Al escuchar hablar de Las dos Carlotas (Editorial Juventud), de Erich Kästner, pocos sabrán de qué libro estoy hablando, pero seguro que si nombro dos de sus adaptaciones cinematográficas más famosas, la cosa cambia. Sin embargo, eso me lo voy a reservar para dentro de unas líneas. Primero quiero recordar, a grandes rasgos, el argumento de esta entrañable historia publicada en 1949: niña va a campamento de verano, encuentra a otra niña que tiene su misma cara, se odian, se detestan y se hacen la vida imposible. Son castigadas a vivir en la misma cabaña y descubren que son hermanas, gemelas, separadas al nacer. Una ha vivido siempre con el padre y la otra con la madre. ¿Qué hacer para poder conocer cada una al progenitor contrario? Cambiar de puestos. Un argumento que a día de hoy ha sido explotado y adaptado hasta la saciedad, pero que tiene su origen, precisamente, en la obra que nos ocupa. Y vengo a hablar de las dos adaptaciones que más fama han otorgado a la obra de Kästner, producidas ambas por los Estudios Disney.


La primera: Tú a Boston y yo a California (1961), dirigida y adaptada por David Swift, y protagonizada por una adorable Hayley Mills, con Maureen O´hara y Brian Keith. Son cientos los detalles que se han cambiado, suprimido o incluso ampliado con respecto al libro, consiguiendo que la historia sea más sólida, creíble y, por qué no decirlo, comercial. Los nombres de las niñas (Carlota y Luisa en la traducción española de la novela) han sido sustituidos por Sharon y Susan. Por otro lado, mientras que la acción original transcurría entre Munich y Viena, las localizaciones que podemos ver en la pantalla representan distintos lugares de, como dice el título, Boston y California. También ayudan mucho las interpretaciones, que siguiendo el estilo que se llevaba en los sesenta, están impregnadas de un encanto y una gracia especiales que han hecho que la película se convierta en uno de esos clásicos inmortales que pueden seguir disfrutándose generación tras generación. Tú a Boston y yo a California fue, si no la primera, sí una de las pioneras en hacer que un mismo actor, en este caso la joven Hayley Mills, interpretase a dos personajes gemelos. Todo comenzó cuando el mismísimo Walt Disney se empeñó en que ella debía protagonizar el proyecto, y enseguida todo el equipo de efectos especiales se puso a trabajar, ideando los más ingeniosos métodos para hacer que pudiésemos ver en pantalla a dos Hayleys. Hay de reconocer que, teniendo en cuenta que fue la primera vez que se utilizaban esas técnicas, y contando con los medios de los que se disponía en los años sesenta, el resultado es verdaderamente espectacular. Podría decir que esta es una de las pocas veces en las que la película me ha gustado casi más que el libro en el que se basa.


Y es hora de hablar de la segunda adaptación a la que hacía mención: Tú a Londres y yo a California, el remake que en 1998 sirvió como debut a una jovencísima y por aquel entonces prometedora Lindsay Lohan, que bajo las órdenes de la directora Nancy Meyers fue arropada por las interpretaciones de Dennis Quaid y la tristemente desaparecida Natasha Richardson. Si la versión original se alejaba del libro, esta lo hace un poco más: se trata de la misma historia que se vio en 1961, con escenas y diálogos casi calcados, pero todo actualizado, situando la acción en los años noventa y cambiando Boston por Londres. Las gemelas se llaman esta vez Hallie y Annie, y, aunque se mantienen casi todos los personajes y situaciones, se ha prescindido de algunos elementos que poco aportaban realmente a la historia, logrando de esta manera un ritmo más vertiginoso y "moderno". También fueron abolidos los puntuales números musicales que se pueden disfrutar en la adaptación de 1961, aunque versiones más actuales de algunas de las melodías originales volvieron a utilizarse en determinados momentos de la cinta.


Aunque hubo muchas más producciones que tomaron como inspiración la trama expuesta por Erich Kästner (como Dos por el precio de una, protagonizada por las hermanas Olsen), las de Hayley Mills y Lindsay Lohan fueron sin duda las que más repercusión tuvieron, quedando grabadas para siempre en la memoria colectiva.



Por T. C. Ferri