Se busca chico imperfecto

Guapo, alto, musculoso y con una mirada penetrante. Por la calle se ven pocos ejemplares así, pero la literatura juvenil está plagada de este tipo de personajes masculinos pluscuamperfectos, no sólo físicamente, sino que también tienen un carácter que roza la divinidad: simpáticos, ocurrentes, inteligentes y cultos… Y ya puestos, por qué no, siempre se enamoran perdidamente de la protagonista nada más echarle un vistazo. Aunque ella crea que no es nada del otro mundo, él cae rendido a sus pies y lo da todo por su amada, convirtiéndose en el novio perfecto. Pero lo peor no es todo esto, si no que muchas veces estos tipos se limitan a ejercer de hombre objeto, con el único papel en la novela de ser adorados por la protagonista y colmar todas su fantasías románticas. Son demasiadas las ocasiones en las que nuestros chicos perfectos tienen un papel nulo en la acción de los libros, o en el mejor de los casos, a pesar de que corren al rescate de su amada, quedan eclipsados por la iniciativa, valentía y buen corazón de su chica. Si a veces las protagonistas parecen cortadas por un mismo patrón, el caso de los chicos que las acompañan es aún más sangrante. ¿Por qué no pueden aparecer chicos normalitos que tengan algún defecto? ¿Por qué han de comportarse como perfectos caballeros de por lo menos hace dos siglos? Hay que reconocer que hay novelas que presentan otro tipo de chicos, con personalidad y sin tanto artificio, pero seamos sinceros, al final, siempre son un dechado de virtudes. El amigo normalito acaba destapándose como un buenorro encubierto o el que era un poco antipático es que tenía miedo de que le hiciesen daño por algo que le sucedió en el pasado y al final resulta ser más romántico que nadie. ¡Aquí no hay quien se salve! Queremos otro tipo de personajes masculinos que nos enamoren no por su perfección, si no precisamente por su falta de ella. Chicos inseguros de verdad, gordos, bajos o feos pero reales, y que si tienen 16 años se comporten como un chico de 16 años y no como “alguien muy maduro para su edad” con la respuesta más ingeniosa del mundo siempre en la boca. Queremos que se enamoren de la protagonista después de haber compartido muchas horas de conversación y no nada más verla. Y por favor, que no sean todos tan repelentes e intelectuales: ¿a los chicos ya no les gustan los deportes y ahora se pasan las horas leyendo libros? ¿Todos leen a Jane Austen o a los clásicos? Si estos personajes masculinos fuesen más reales, con sus defectos como cualquier mortal, estoy segura de que nos gustarían mucho más.