Querida Molino

Esta vez me toca a mí destapar la caja de Pandora y escoger una editorial patria con la que soltarme la melena, y creo que tú, Molino, eres perfecta para la ocasión. Eso sí, aunque me caes de fábula procuraré ser objetiva y subjetiva a partes iguales.


He disfrutado con ganas de los libros que has publicado (tanto clásicos como los de la maravillosa Enid Blyton, como caramelos más actuales) y los ojos me hacen chiribitas con muchos de tus nuevos títulos, sobre todo con esas distopías que estás trayendo ahora y que tanto refrescan la literatura juvenil, por desgracia tan saturada de ángeles y vampiros. Además, contigo me unen lazos que no tengo con otras compañeras tuyas del mundillo literario porque he trabajado bajo tu batuta, y tu transparencia, buen hacer, disposición y entusiasmo son rasgos que respeto y aprecio.


Hace un tiempo que me baño en las aguas de la blogosfera, a veces límpidas y tranquilas, pero otras embarradas y tormentosas, y si bien conozco malas prácticas de algunas editoriales, a ti no tengo nada malo que echarte en cara. Detrás de ti y tus cuatro aspas negras se esconde un puñado de gente muy profesional con una ética bien definida, que sabe lo que quiere y que apuesta firmemente por la literatura juvenil de calidad. Buena prueba de ello es parte de tu catálogo actual: la potente, brutal y original trilogía Los Juegos del Hambre, de Suzanne Collins, que aunque haya llegado a su fin seguirá dándonos vuelcos al corazón con su próxima película; Incarceron, la “bilogía” de Catherine Fisher que ya ha enamorado a varios tiramillotes por su trama original y buen ritmo; la serie de Libba Bray El círculo secreto, con protagonistas femeninas tan rebeldes… Podría seguir con los zombis de Generación Dead, las caperuzas de Rojo Feroz, los alienígenas de Soy el número cuatro o los enemigos invisibles de Mañana cuando la guerra empiece, pero resultaría demasiado cansina, poco entretenida. Por cierto, felicidades por estas dos últimas apuestas. Primero porque parecen muy potentes y poco trilladas, y segundo porque ambas novelas –sagas las dos– han dado el salto a la gran pantalla con buenas producciones y caras conocidas en el reparto. Ojalá las películas seduzcan y atraigan a nuevos lectores.


Cambiando de tercio, divides tu catálogo en varias colecciones. Algunas son demasiado infantiles para mí, pero las demás le vienen al diario como anillo al dedo, tanto a los lectores como a los redactores, y es que publicas literatura juvenil fraccionada en dos con mucho juicio: “Ficción Kids” (las crónicas de Gregor, Diario de Greg, Diario de Nikki o las aventuras de las Chicas del Olimpo) y “Ficción YA”, algo más madura, ideal para jóvenes adultos (Sáfico, Sinsajo, Ladrona con clase). Entre todas estas obras encontramos una variedad importante de autores, de entre los que destaco a Francesc Miralles: no porque sea la repera, que a veces lo es, sino porque estamos ante un escritor español, y apostar por los autores del país, siempre que sus obras sean buenas, merece un aplauso. Ya hay demasiado material americano en las librerías, caramba.


A pesar de todos estos elogios, tengo un par de cosas que reprocharte. La primera son las erratas y faltas de ortografía que en ocasiones contienen tus novelas. Sé que muchos lectores pasan este detalle por alto, pero te aseguro que la gente tan tiquismiquis como yo le da mucha importancia. Pero bueno, éste no deja de ser un problema menor que irás solventando con el tiempo. Mi segunda crítica en realidad se queda en el plano de una mera queja: aunque te acercas  con muy buen tono a los lectores en facebook, twitter y blogs oficiales como el de LJDH, ¡echo en falta presentaciones de tus libros! En Barcelona, Madrid o mi pequeña ciudad; con autor invitado o sin él; no importa. Recuerdo con mucho cariño la pasada Feria del Libro de Madrid, en la que organizaste una pequeña y animada fiesta en honor a Los Juegos del Hambre: te deseo más iniciativas exitosas como aquella. Larga vida, Molino, te sigo leyendo.