Ideologías en libros juveniles

Las ideologías han causado estragos en la Historia, tanto por un lado como por el otro, y aun así, seguimos luchando por el mismo cuento de siempre: tener la razón. La verdad no es absoluta, la verdad única no existe, y es por eso que yo me pregunto: ¿es correcto que un autor de literatura juvenil escurra su verdad, sea cual sea ésta, de manera indirecta en su obra? ¿Creéis que eso es adecuado o, por el contrario, pensáis que no debería ocurrir? Las novelas para adultos pueden estar cargadas de todo tipo de significados, según mi punto de vista, ya que van dirigidas a un lector que tiene una mente forjada y unas convicciones inamovibles; en cambio, en el caso de la literatura juvenil, el lector joven está totalmente al descubierto de las segundas intenciones, por lo que me parece deleznable inflar un texto juvenil o infantil de ideologías procedentes de un adulto que, de manera un tanto sibilina, termina creando no una novela, si no una simple propaganda ideológica. Me da igual de qué tema o de qué color, a lo que voy es a la vil manipulación de una mente joven. Soy consciente de que el autor estará en su pleno derecho de expresarse como quiera, pero en la literatura juvenil todos deberían ser muchísimo más comedidos y tratar de no imponer posturas que tal vez sus jóvenes lectores no compartan. Porque, al fin y al cabo, yo compro un libro juvenil tal vez por su fantasía o sus personajes cercanos, no para que nadie me diga a quién votar o a quién creer. Lo correcto sería que un buen autor fuera capaz de dejar de lado esa parte de sí mismo y escribiera una historia blanca, virgen y pura, no algo hecho exclusivamente para traspasar ideas religiosas o políticas a una población susceptible de picar el anzuelo. ¿Será mucho pedir dejar que los jóvenes piensen y decidan por sí mismos?