O eres gay o eres personaje

Está claro que la literatura LGTB (Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales) en España es cosa de adultos. Los pocos libros que existen sobre este tipo de realidad dirigidos a un público juvenil son escasos y además monotemáticos. No hay variedad, sólo se centran en temas manidos y llenos de tópicos discriminatorios que no hacen más que fortalecer la barrera existente. ¿Dónde están esas novelas para adolescentes donde la protagonista es una lesbiana vampira? ¿Acaso el héroe de turno no puede enamorarse de su compañero de aventuras? ¿Y por qué no existe ni una sola novela que presente a un personaje transexual sin caer en el error de tratarlo como una cualidad a destacar? ¿Cuándo diablos tendrá permiso para entrar la señora naturalidad? La realidad es dura en España, y también en el resto del mundo: la literatura LGTB está mal vista, hasta llega a ser considerada pornográfica, y lo que se esconde detrás de esta afirmación son el terrible prejuicio que no nos quitamos de encima y la odiosa intolerancia de siempre. Al contrario de lo que se podría pensar, en Norteamérica no es complicado encontrar una novela juvenil que hable de estos temas con total naturalidad, de hecho, hay miles, pero estamos en España, y aquí lo que prima es la cobardía, tanto de los autores como de los editores, que arrugan el ceño ante el tema y no son capaces de entender que a los jóvenes lectores jamás podrá atraerles lo que nunca se les ha ofrecido. En este diario, mismamente, todos acogeríamos con los brazos abiertos a un personaje homosexual, y lo verdaderamente lamentable es que se escuden en la salud de sus ventas y encasqueten al lector sus propios miedos cuando poner remedio a esta triste situación sólo está en sus manos. Y yo pregunto, ¿es que la igualdad tiene edad?