Mundos compartidos

Todo empezó con Tolkien


Es muy frecuente hoy en día el uso del nombre de Tolkien por parte de las editoriales para promocionar al autor o libro de fantasía de turno. Las comparaciones con dicho autor rozan lo absurdo en muchas ocasiones, si tenemos en cuenta lo alto que puso el listón al crear ese maravilloso lugar llamado Tierra Media, un mundo ficticio que resulta casi palpable gracias a la mitología -o legendarium- que terminó por darle vida propia.


Y es que este mundo de elfos y hobbits fue creado con tal precisión que todavía hoy son muchos los autores que se dedican a analizar la obra de Tolkien para intentar elaborar algo igual de grandioso, tarea que hasta la fecha ningún autor ha conseguido realizar de manera individual. Por lo tanto, en este estudio veremos cómo han ido surgiendo diversas iniciativas para tratar de desarrollar escenarios ficticios completos y detallados entre varios escritores.



Dragones y Mazmorras


Uno de los momentos clave en la evolución de los “mundos compartidos” fue la aparición de los juegos de rol. Gary Gigax y Dave Arneson decidieron crear en 1974 el archiconocido Dragones y Mazmorras, que si bien no fue el primer juego de rol de la historia, sí que aprovechó la influencia de la obra de Tolkien para crear un detallado escenario de fantasía medieval (en el que elfos, enanos y orcos eran ya un elemento casi obligado).


Con la idea de reforzar la ambientación y la inmersión de estos juegos de rol, las editoriales responsables de su publicación comenzaron a editar novelas basadas en los mundos que habían creado para las partidas, ayudándose para ello de una amplia plantilla de autores. De este modo, mientras un autor situaba la historia de su novela en un lugar concreto del mundo ficticio, otro podía centrarse en crear novelas con personajes y sucesos relevantes que dieran vida e identidad propia al trasfondo común.


Las franquicias


La editorial norteamericana Wizards of the Coast ha venido monopolizando en los últimos años el mercado de novelas basadas en los distintos universos de Dragones y Mazmorras, lanzando varios libros para cada uno de sus mundos. De esta forma, hemos podido disfrutar de series como Sol Oscuro, basada en un mundo que ha quedado desértico debido al uso abusivo de la magia, o Ravenloft, un escenario de ambientación gótica y de terror. A pesar del gran número de estos “escenarios de campaña”, los más populares, tanto en USA como en España, han sido los libros de Dragonlance y Reinos Olvidados.


Pero en Europa no se han quedado rezagados y la editorial británica Black Library lleva unos años publicando novelas basadas en el famoso juego de estrategia Warhammer, tanto en su versión fantasía (Warhammer Fantasy), como en la de ciencia ficción (Warhammer 40.000), cosechando un éxito que cada vez es mayor en nuestro país.


Por lo tanto, el denominador común de este tipo de obras es la existencia de un escenario con determinadas características y cuya explotación literaria viene determinada por una variedad de autores contratados por la editorial con tal fin. Es por ello que a este tipo de novelas se le suele denominar comúnmente como “franquicias”, debido a que cada mundo es una marca en la que escriben varios autores, algunos con más éxito que otros, contribuyendo de esta forma a expandir aún más si cabe el universo ficticio en cuestión. La plantilla de escritores de cada editorial va renovándose cada cierto tiempo para asegurar de esta forma que el mundo avance y se renueve constantemente. Aunque, eso sí, los autores más exitosos suelen permanecer en sus puestos el tiempo que haga falta; por ejemplo, el escritor R. A. Salvatore, cuyas novelas sobre El Elfo Oscuro son todo un éxito desde hace ya unas décadas, ha firmado un acuerdo este año con Wizards of the Coast para escribir seis novelas más sobre el famoso elfo.



La situación en nuestro país


En España, aunque no contamos con el extenso catálogo de novelas-franquicia que existe en el mercado anglosajón, sí que hemos podido disfrutar en buena medida de estos universos compartidos gracias a la labor de la editorial Timun Mas, que lleva publicando novelas de Wizards of the Coast desde los años ochenta. Sin embargo, la línea editorial de Timun Mas ha quedado marcada por dos de los mayores éxitos que ha tenido este género literario en nuestro país: las Crónicas de la Dragonlance, de Margaret Weis y Tracy Hickman, y la Trilogía del Elfo Oscuro, R. A. Salvatore.


En el primer caso, los autores (Weis y Hickman) nos presentaban a un grupo numeroso de personajes de varias razas y sexos que se unían para combatir la creciente oscuridad que acechaba al reino de Ansalon, en el mundo de Krynn, en un conflicto conocido como “La Guerra de la Lanza”, en la que dioses, dragones y razas de todo tipo se veían involucrados. Como decía, el éxito de esta trilogía provocó un aluvión de novelas de otros autores basadas en Krynn, pero dependían tanto de la trilogía inicial que algunas dejaban mucho que desear. No obstante, la serie fue un éxito total en nuestro país.


Por su parte, Salvatore fue el artífice de que el sello Reinos Olvidados alcanzara la misma popularidad que las novelas de Dragonlance gracias a su carismático personaje Drizzt Do’Urden, un elfo oscuro que ha protagonizado ya más de una veintena de libros. Sin embargo, la creación del escenario de los Reinos Olvidados corresponde al canadiense Ed Greenwood, que también ha logrado hacerse notar con sus novelas sobre otro de los personajes clave de los Reinos, el famoso mago Elminster.


Estos son los ejemplos más populares, pero ambas franquicias cuentan con cientos de obras que amplían el escenario, la historia y la mitología de los respectivos mundos, evolucionando su propia línea temporal de forma que el lector note que ese universo está vivo. Pero curiosamente esta característica es a la vez el mayor problema de este tipo de libros, pues al haber tantos el lector que quiera adentrarse en una determinada franquicia puede llegar a hacerse un lío con el orden cronológico de las novelas. Por ejemplo, si escogemos una de Dragonlance al azar entre las más de cien que hay publicadas en español, ¿cómo va a saber el lector profano si la historia de dicho libro se sitúa antes o después de la Guerra de la Lanza?



En la actualidad


Hoy en día, este tipo de literatura se ha visto redimensionado gracias a las novelas basadas en videojuegos, que van adquiriendo cada vez más popularidad y han completado universos tan atractivos como los presentados en los juegos Mass Effect, Gears of Wars, Dragon Age o World of Warcraft, entre otros.
A menor escala habría que mencionar al canadiense Steven Eriksson, creador de la titánica saga de Malaz: El libro de los Caídos, serie co-creada por el autor Ian C. Esslemont, quien publica una serie paralela situada en el mismo universo. Sin embargo, en términos de calidad y popularidad es Eriksson el que se ha llevado la gloria.
Ciertamente, los mundos compartidos y las novelas-franquicia son un género con mucho potencial que aún no ha sido aprovechado como es debido, al menos en nuestro país. En cuanto a ambientación y detalle siempre es de agradecer que varias cabezas pensantes unan esfuerzos para ofrecer lecturas originales que amplíen la ya de por sí gratificante experiencia de leer un buen libro.


¿Acaso no sería apetecible que el universo de Harry Potter pasara a ser un mundo compartido por otros autores, ahora que J. K. Rowling ha finalizado su trabajo?